A principios de la semana pasada, la renta variable estadounidense volvió a tocar máximos, aupada por los sólidos resultados empresariales, especialmente por parte de las compañías del sector financiero, y una mayor actividad de fusiones y adquisiciones. Sin embargo, el aumento de las tensiones geopolíticas el jueves frenó el ascenso. Hacia el final de la semana vimos cómo las empresas de gran capitalización se recuperaban de las caídas, no así las pequeñas compañías.
A pesar de los vaivenes del mercado durante la semana pasada, la volatilidad se mantiene baja en términos históricos, lo que nos sugiere que, aunque la renta variable puede todavía experimentar subidas, éstas probablemente estarán acompañadas por un aumento de la volatilidad.
En este contexto, continuamos sugiriendo a los inversores centrarse en clases de activos que proporcionen cierta protección. En particular, seguimos favoreciendo la renta variable centrándonos en valores estadounidenses de gran capitalización. Además, seguimos siendo partidarios de añadir exposición internacional, especialmente a Asia.
Es difícil predecir qué puede producir otra caída, pero como suele decirse, "espera lo mejor y prepárate para lo peor". Para los inversores esto implica priorizar clases de activos y regiones que ofrecen valor relativo y que pueden ayudar a mitigar el impacto de una corrección.