Invertir trata sobre tomar riesgos esperando una rentabilidad. Por naturaleza es una actividad llena de incertidumbre y los inversores tienen otra opción que aceptar esta falta de previsibilidad de la rentabilidad. Constantemente se nos recuerda que la rentabilidad pasada no es una guía para el futuro, sin embargo los inversores pueden hacer algo para minimizar la ignorancia de los riesgos asumidos.
La creciente popularidad de la inversión pasiva durante la última década ha sido en parte gracias al alto nivel de transparencia asociado con la gestión de fondos pasivos en comparación con el sector de gestión activa en la industria.
Los fondos pasivos, especialmente los ETFs, han sido sujetos a un examen profundo por parte de los reguladores, instituciones de análisis a nivel internacional y medios de comunicación. La respuesta de los fondos pasivos a este examen ha sido maximizar la transparencia en todos los aspectos relacionados con la gestión de los fondos, incluyendo una información exhaustiva, actualizada de forma regular, y lo más importante, de fácil acceso sobre los componentes y operaciones auxiliares como el préstamo de valores.
No hace falta decir que como se limitan a seguir a un índice, los gestores de los fondos pasivos no necesitan publicar información accesible sobre las posiciones de los fondos. No hay nada que esconder. El beneficio para los inversores es tener una información completa para ayudarles a tomar una decisión de inversión.
No puede decirse lo mismo acerca de los gestores activos, que de forma rutinaria justifican la inaccesibilidad de esa información para proteger sus ideas de inversión de sus competidores. Aun aceptando la validez de este argumento, la realidad para los inversores de los fondos gestionados activamente es que en muchos casos no disponen de información sobre lo que los gestores están haciendo con su dinero. Esto puede hacer que sean incapaces de evaluar si las comisiones que pagan están justificadas o no.
Averiguar que un gestor de un fondo activo ha perdido su dinero por una mala apuesta en Grecia solo cuando consigue sus cuentas anuales no es de gran ayuda. No obstante, la necesidad de una mayor transparencia no está solamente justificada por la eventualidad de un evento extremo en el mercado. En efecto, tome el caso de los gestores de fondos activos que siguen de cerca un índice. Por supuesto, hay momentos en los que tiene sentido para los gestores activos seguir el mercado si creen que está en el interés de los partícipes del fondo.
El problema aparece cuando los fondos activos que siguen al índice se convierte en la norma en lugar de la excepción. En esa situación los inversores pueden ahorrarse mucho en comisiones de gestión – y aumentar así la potencial rentabilidad – simplemente adquiriendo la alternativa pasiva de bajo coste.
El hecho de que gestores activos sigan de cerca un índice es un tema que está empezando a preocupar a las instituciones reguladoras en Europa. Y así debe ser; ya que es uno de los principales problemas a los que los inversores hacen frente dada la falta de transparencia.
Pedir que los gestores de fondos activos publiquen la totalidad de sus carteras en tiempo real no es una proposición realista. Sin embargo, demandarles que publiquen regularmente su “active share” histórico y actual – es decir, el porcentaje de la cartera del fondo que difiere del índice de referencia – sí que lo es.
El active share no debería tomarse como el único indicador para evaluar firmemente si invertir o no en un fondo activo. No obstante, hacer accesible esa información ayudaría a los inversores a decidir si el pago de una elevada comisión de gestión está justificado o no.