Los países BRIC (Brasil, Rusia, India y China) se han topado con un muro. El crecimiento económico de China se ha desacelerado hasta menos del 8%, Brasil está recortando tipos de interés para contrarrestar su desaceleración e India expandiéndose al ritmo más débil en nueve años. Así que los augurios para mercados bursátiles emergentes parecen poco favorables. Pero los inversores se animarían si miraran más allá de cifras de crecimiento. Después de todo, según la historia, tan solo existe un débil vínculo estadístico entre expansión de PIB y rentabilidad bursátil.
Así, cuando uno se centra en lo que está ocurriendo a escala empresas es más difícil pasar por alto el atractivo a largo plazo, pues las del mundo en desarrollo están salvando distancia con sus homólogas de mercados desarrollados, siendo objeto de inversión más interesante.
Por ejemplo, tomemos los dividendos. En 1998 solo lo pagaban 38% de empresas de emergentes y en 2011 eran 88%.
Por ejemplo, tomemos los dividendos. En 1998 solo lo pagaban 38% de empresas de emergentes y en 2011 eran 88%. Es más, estos dividendos crecieron el doble que los del mundo desarrollado y representaban casi un tercio de la rentabilidad total de estas acciones. Parece sorprendente, pues estos mercados, de menor transparencia y gobierno corporativo más flojo, han venido ofreciendo a cambio mayor potencial de crecimiento de capital, por lo que el establecimiento de una cultura de dividendo representa una evolución especialmente grata. También es significativo el hecho de que la cultura del dividendo se haya extendido incluso a empresas con historial de altibajos en trato a los accionistas. Empresas como las rusas Lukoil y Gazprom no solo han establecido políticas de dividendo creíbles sino que, en los 18 últimos meses han aumentado sus distribuciones.
Además hay signos de creciente madurez entre empresas emergentes.
Además hay signos de creciente madurez entre empresas emergentes, que han dejado de ser meras exportadoras de materias primas y productos básicos baratos y están escalando en la cadena de valor, con productos y servicios cada vez más avanzados y mayor margen. Las tendencias en solicitud de patentes lo atestiguan y la brecha con mercados desarrollados se está cerrando con rapidez. Los estudios de McKinsey muestran que el número de patentes de empresas emergentes en 2000-2010 creció a una tasa anual compuesta del 16% frente a solo el 5% en el mundo industrializado. Estos esfuerzos facilitan a las empresas emergentes establecerse como pioneras en industrias de alta tecnología –hasta el extremo de que han llegado a desplazar a sus homólogas del mundo desarrollado-.
Es el caso de la infraestructura de comunicaciones móviles: en 2006 los siete mayores proveedores mundiales procedían de naciones industrializadas y en la actualidad dos grandes empresas chinas –Huawei y China Mobile– están entre las cinco primeras. En semiconductores la coreana Samsung y taiwanesa TMSC están clasificadas entre los diez mayores fabricantes de semiconductores del mundo. El vehículo más barato de la historia ha sido desarrollado por la india Tata Motors y los fabricantes de automóviles y equipos para automoción de Corea y China se encuentran entre las empresas que desarrollan motores eficientes en combustible.
En tecnología medioambiental, según la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, las brasileñas, chinas y rusas son las empresas más innovadoras del mundo en reciclado de agua, tratamiento de residuos, turbinas eólicas, células solares y tubos de escape para coches.
Este cambio en mayor valor añadido de bienes y servicios se ha visto acompañado por desarrollo de marketing estratégico. Muchas empresas de emergentes han intensificado esfuerzos por construir marcas más fuertes y reconocibles en sus mercados y extranjero. Así, la encuesta sobre marcas mundiales de Millward Brown Optimor solo incluía en 2006 dos empresas de mercados emergentes entre las 100 primeras marcas mundiales. Ahora son una de cada cinco, en sectores de finanzas, infraestructuras, tecnologías de la información y comunicación. Un ejemplo de éxito es la china Baidu, que ha pasado del negocio de búsquedas en Internet a servicios en línea de viajes, comercio electrónico y redes sociales. Además las empresas del mundo en desarrollo están adquiriendo experiencia en adquisición y gestión de marcas en mercados extranjeros. En la automoción Tata Motors se ha apuntado con éxito la restructuración del grupo británico Jaguar-Land Rover, que adquirió en 2008. En moda es destacable las recientes absorciones de empresas chinas de las británicas Aquascutum y Gieves & Hawkes.
Así pues, mientras los inversores orientados a factores macroeconómicos reaccionan negativamente ante desalentadoras cifras de crecimiento, los más sagaces se están concentrando en la rápida aparición de empresas globales y respetuosas con el accionista del mundo en desarrollo. Es más, según cifras del índice mundial MSCI, los títulos de mercados emergentes cotizan con descuento entre 10% y 15% frente a los del mundo desarrollado por ratios precio/valor contable o precio/beneficios, con mayor y creciente rentabilidad por dividendo (3,1% frente a 2%).
Stephen Burrows, gestor senior de renta variable mercados emergentes de Pictet AM
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